Desde finales del XVII y hasta principios del XIX aparecen en España, principalmente en Andalucía, unas nuevas corporaciones nobiliarias que reciben el nombre de maestranzas de caballería. Estas asociaciones surgen con el fin de promover los ejercicios ecuestres y el gusto por las armas en un momento en que la nobleza se estaba apartando cada vez más de las funciones militares, origen de su estatus jurídico privilegiado. Los ejercicios caballerescos de las maestranzas no tenían tanto el carácter de entrenamiento militar, como el de mantener las tradiciones de la nobleza y hacer ostentación, a través de los festejos y espectáculos que celebraban en espacios públicos, de su preeminencia social y poder económico. En el siglo XVIII, uno de los entretenimientos ecuestres más ejercitados era el conocido como Juego de las Cabezas. De él se conservan diferentes representaciones, principalmente en grabados que ilustran algunos de los tratados de equitación más relevantes de la época.