En la sala de la Real Guarnicionería, situado en el interior de la Plaza de Toros de Ronda, se encuentra un retrato del que fuera propietario de esta selecta colección de artes suntuarias, el duque de Montpensier.
El autor del cuadro es Antonio María de Esquivel, considerado como uno de los más brillantes pintores del romanticismo español, sino el que más. Nació en Sevilla en 1806 en el seno de una familia hidalga, quedando huérfano de padre al morir éste heroicamente en la batalla de Bailén. Formado en la Escuela de las Tres Artes, como se llamaba entonces, en una ciudad deprimida y en decadencia, sobresalió enseguida por su facilidad en el dibujo, en estrecho contacto con José Domínguez Bécquer y Cabral Bejarano, dos autores de referencia. Con taller propio desde los veintiún años y después de diez dedicado a su profesión se trasladó a Madrid, donde no le costó situarse entre los pintores más cotizados y reclamados de los que estaban en la Corte.
Autorretrato. Antonio Mª Esquivel (1847). Museo Lázaro Galdiano. [Enlace]
De regreso a Sevilla en 1838, se vio aquejado de una ceguera temporal durante un año, que le sumió en la desesperación con un par de intentos de suicidio, situación de la que salió gracias a la colaboración de amigos y pintores que se ocuparon tanto de su subsistencia como del tratamiento oftalmológico por el que recuperó la visión después de un año de oscuridad.
Con el prestigio intacto, volvió a Madrid. La recuperación del trance lo impulsó a una actividad frenética. Fue nombrado pintor de Cámara de la reina Isabel II e ingresó como académico de mérito en la de San Fernando. Destaca el profesor Enrique Valdivieso en su Historia de la pintura sevillana la calidad de sus retratos, apoyada en su virtuoso dominio del dibujo y la cuidadosa representación de ambientes y vestuarios. Buena prueba es su Tratado de Anatomía Pictórica, publicado en 1848, seguido de estudios monográficos sobre José Elbo y Herrera el Viejo y textos de crítica artística en revistas especializadas.
Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor. Antonio Mª Esquivel (1846). Museo del Prado. [Enlace]
Muy demandado, posaron para él las personalidades más relevantes de la época, miembros de la familia real, políticos, militares e intelectuales. Liberal convencido, imbuido del espíritu progresista y romántico propio de su tiempo, su cuadro más representativo es Lectura de Zorrilla en el estudio del pintor, obra de 1846 que se conserva en el Museo del Prado, cuadro de grandes dimensiones en el que aparecen las principales figuras literarias y artísticas, incluido él mismo. Practicó el autorretrato con cierta frecuencia, siendo el más relevante el que se exhibe en el Museo Lázaro Galdiano.
No dejó de lado temáticas como el costumbrismo, los motivos religiosos, mitológicos o históricos, introduciendo en algunas obras el desnudo femenino, con influencias de sus coetáneos ingleses, sobresaliendo la Joven quitándose una media del Meadows Museum de Dallas, impregnado de un delicado erotismo.
Fallecería en Madrid en 1857, dejando dos hijos, Carlos María y Vicente, que también fueron pintores.
Bibliografía
E. Valdivieso. Historia de la pintura sevillana. Ed. Guadalquivir/Abengoa, 1986, Sevilla.
J. Guerrero Lovillo. Antonio María Esquivel. Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1957, Madrid.
M. Ossorio Bernand. Galería de artistas españoles del siglo XIX. Moreno y Rojas, 1883-1884, Madrid.
A. Rodríguez Rebollo. Las colecciones de pintura de los duques de Montpensier en Sevilla (1866-1892). Fundación Universitaria Española, 2005, Madrid.