Plaza de Toros. Imágenes históricas de un icono universal
La Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en 1993, fue inaugurada en 1785, siendo el primer edificio en piedra construido para albergar espectáculos ecuestres y taurinos.
Sin embargo, como recinto de grandes proporciones (el diámetro actual de su ruedo es de 60 metros aunque originalmente era de 62, ya que en un primer momento la barrera no existía) ha sido el escenario elegido para la celebración de múltiples actividades.
No obstante, los acontecimientos taurinos han sido los principales, con la famosísima Tradicional Corrida Goyesca a la cabeza, y Antonio Ordóñez como máximo protagonista durante tres décadas, a la que han acudido numerosas personalidades. Pero esta no se creó hasta mediados del siglo XX, vinculada a la Feria de Septiembre. Durante los siglos XVIII y XIX, los principales festejos vinculados con los toros se celebraban en el marco de la Feria de Mayo, la de mayor importancia comercial para la ciudad.
No menos importantes han sido las exhibiciones ecuestres. En los siglos XVIII y XIX eran habituales los juegos realizados por la Maestranza con ocasión de la celebración de alguna importante efeméride relacionada con el Hermano Mayor o la casa real. Desde mediados del siglo XX comenzaron a prodigarse las corridas de rejones y las exhibiciones de enganches.
Pero la Plaza ha sido testigo de otros usos menos habituales como pueden ser: campo de fútbol, pista de circo, plató de rodaje, escenario de conciertos, cine de verano, recinto de celebraciones religiosas, etc. Durante la Guerra Civil, su ruedo fue utilizado como parque móvil.
No hay que olvidar tampoco la utilización de los locales de la Plaza, en la que estuvieron alojados una barbería, una talabartería, un herrador o diferentes familias que los ocupaban como viviendas habituales.