Retratos. El retrato fotográfico, miradas del pasado
En la actualidad, tomar fotografías de retratos o «selfies» con nuestros teléfonos móviles y compartirlas al instante se ha vuelto algo común. Sin embargo, en el pasado, el retrato fotográfico era todo un evento. Las personas tenían que posar durante largos períodos de exposición, y el fotógrafo de estudio tenía que cuidar cada detalle de la escena, desde la vestimenta hasta los elementos decorativos. A diferencia de la instantaneidad de las imágenes actuales, con los retratos fotográficos eran que éstos estaban meticulosamente planeados, con una puesta en escena que incluía elementos simbólicos de alto valor, como joyas o fondos que simulaban el interior de palacios, jardines o lugares oníricos, todo ello con el fin de potenciar la carga emocional y psicológica del retratado.
Inicialmente, los retratos fotográficos eran un lujo reservado para las clases acomodadas debido a su alto costo. Solo aquellos con recursos económicos podían permitirse inmortalizar su imagen en una fotografía. Sin embargo, con el tiempo, la fotografía se volvió más accesible para otras clases sociales, lo que permitió una mayor diversidad en los retratos de estudio, un ejemplo de ello son los tarjetones de bienvenida o presentación .
Los retratos familiares eran especialmente populares, ya que reflejaban los lazos familiares y transmitían los roles que la sociedad asignaba a cada miembro. Generalmente, era la madre quien posaba con sus hijos, lo que enfatizaba su importancia en la familia. A medida que los niños crecían, también se les retrataba siguiendo las mismas pautas formales utilizadas para los adultos, con poses rígidas y vestimenta formal. Sin embargo, con el tiempo, los retratos infantiles evolucionaron hacia imágenes más relajadas e infantiles. Se incorporaron juguetes, disfraces e incluso ropa de juego, reflejando la personalidad y la infancia de los niños.
Estos retratos nos permiten apreciar la evolución del retrato fotográfico y cómo se adaptó a los cambios sociales y culturales a lo largo del tiempo, así como también las relaciones familiares. Los lazos de parentesco pasaron a registrarse en posturas o acciones más cariñosas y afectivas, con gestos simples como una mano sobre un hombro, brazos entrelazados, miradas directas o la colocación de espalda contra espalda. La colección de fotografías seleccionadas del grupo de Facebook y del Fondo fotográfico del Archivo de la Maestranza nos permite apreciar esta evolución. Desde los retratos de las clases acomodadas hasta los retratos familiares y los retratos infantiles, cada imagen cuenta una historia única y nos invita a explorar la transformación del arte del retrato fotográfico en Ronda.












