“Aprovechan tambien las armas en tiempos de paz para diversos exercicios. Muéstranse y hónrase con ellas los caballeros en las fiestas públicas en presencia del pueblo, de las damas y de los príncipes. Por eso cumple que nuestro cortesano sea muy buen caballero de la brida y de la jineta”.
(Baltasar Castiglioni, El cortesano, 1528).
La monta a la jineta, que en la actualidad se conserva en el rejoneo y en la doma vaquera, está en el origen de la Real Maestranza de Caballería de Ronda cuando inicia su andadura en 1573, bajo la denominación de Cofradía del Espíritu Santo. Nace como escuela de un tipo de monta que ya está asumido como propio en los círculos cortesanos y aristocráticos de España y protagoniza los juegos caballerescos en fiestas señaladas. Este hecho la convierte en la segunda escuela de equitación más antigua de Europa, solo dos años después de la Escuela Española de Equitación de Viena. El término maestranza, de maestrar, enseñar, surge más tarde a mediados del siglo XVII. En la actualidad, la Real Maestranza mantiene la razón primigenia de su existencia con su escuela especializada en doma clásica profesional.
Esculturas de jinetes montando a la jineta y a la brida (Impresión 3D). Sala de Historia de la Real Maestranza de Caballería de Ronda
En la sala dedicada a la historia de la Real Maestranza, situada en un espacio expositivo vinculado a la plaza de toros, se hace referencia a este tipo de monta, diferenciada de la monta a la brida, que era común en los reinos cristianos medievales. Para ilustrar estas diferencias se exhibe un conjunto escultórico realizado específicamente para este fin.
Se acepta que el término gineta, o jineta, procede de la entrada en la península de guerreros de la tribu cenete, magrebíes de origen bereber, en la segunda mitad del siglo XIII. En un interesante artículo de David Nogales Rincón, de la Universidad Autónoma de Madrid, se describe la implantación de esta forma de equitación que se hará popular a ambos lados de la frontera, circunstancia permeable que separaba y de alguna forma unía los reinos castellanos con el reino nazarí de Granada, un ámbito de dos siglos y medio de duración que tendrá a Andalucia como su escenario principal.
Denostada en principio por los tratadistas castellanos partidarios de la brida, como la forma caballeresca de combatir desde el siglo XI, ligada a una caballería pesada que actuaba como unidad de choque (que incluso influyó a los andalusíes hasta la llegada de los cenetes), varios factores irán inclinando la tendencia de las preferencias, lo que conllevará un cambio en la forma de hacer la guerra. El elemento orográfico y el clima predominantes en Andalucía; su menor coste de equipamiento, que favorecerá su uso por la caballeria popular y ciudadana de la localidades cristianas de frontera, fundamentales como ejército de reserva y auxilio; la existencia de la cabaña equina del valle del Guadalquivir compuesta de ejemplares más pequeños, rápidos y ágiles, que será la base mediante selección del caballo español o andaluz bajo el reinado de Felipe II, y en último término la aparición de la artillería, que significará el ocaso de la caballería pesada en detrimento de la jineta, especializada en la escaramuza, el ataque relámpago y el desplazamiento rápido, características idóneas para hostigar al enemigo y como apoyo de la infantería.
Paulatinamente, a partir de la primera mitad del siglo XIV, los grandes señores andaluces, con conocimiento directo de esta realidad, comenzarán a incluir a esta caballería ligera en sus huestes junto a los hombres de armas de caballería pesada. Muchos jóvenes ligados a la corte como los donceles del rey, de origen noble, creación como cuerpo armado durante el reinado de Alfonso XI, encontraron en la jineta un elemento que les permitiría diferenciarse de la norma oficial de montar a la brida. Preferencia que se hará extensible a monarcas como Enrique IV, que sentía predilección por la jineta, así como sus hijos Pedro I y Enrique II o nobles como Álvaro de Luna.
Con la progresiva adopción de la jineta a lo largo del siglo XV se produce en la corte cristiana un fenómeno suntuario de origen andalusí; proliferan los arreos propios de la jineta, los jaeces y las armas, además de indumentarias a la morisca, de modo que la riqueza y el colorido de los materiales empleados como sedas, perlas, metales preciosos, esmaltes y dorados contribuirán a la imagen éxotica que se proyectaba a europa desde la corte castellana y que causaría gran impacto entre los embajadores extranjeros, modas que se irían abandonando con el paso del tiempo.
Jinete nazarí montando a la jineta. Sala de Historia de la Real Maestranza de Caballería de Ronda
En el quinientos la jineta está plenamente incorporada a la identidad aristocrática española en el juego de toros con la práctica del rejoneo y en el juego de cañas, espectáculos públicos ligados a las prácticas guerreras de la caballería que están en el fundamento original de la Real Maestranza de Caballería de Ronda, atendiendo a la demanda de Felipe II para disponer de caballeros armados, entrenados y dispuestos ante cualquier amenaza.
Bibliografía
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