En la galería de pinturas de la sala dedicada a la Real Maestranza cuelga un retrato del Infante Don Gabriel de Borbón y Sajonia, tercer hijo de Carlos III y primer miembro de la Familia Real española que figura como Hermano Mayor de esta corporación. La obra es de Joaquín Inza, nacido en la villa soriana de Ágreda en 1736. Pintor vinculado a círculos de la corte, se especializó en retratos de la nobleza.
Autorretrato. 1780. Joaquín Inza. Real Academia de San Fernando, Madrid.
Instalada su familia en Zaragoza, cimentó su formación en el taller de su padre, pintor de modesta carrera, antes de ingresar en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid. A los 22 años inició la representación de personajes importantes, con un retrato del marqués de Távara. Coincidiendo con la llegada de Anton Raphael Mengs en 1761, nombrado Primer Pintor del Rey, Inza tuvo acceso a la familia real, a la que retrató en varias ocasiones aunque no tuviera cargo oficial, incluyendo tres retratos de Carlos III, uno póstumo de la reina María Amalia de Sajonia y otro de un joven Carlos IV, Príncipe de Asturias.
De esas fechas es el retrato del Infante Don Gabriel de la sala de la Real Maestranza. Al igual que el de Carlos IV, presenta al hijo predilecto de Carlos III de cuerpo entero, de pie con un papel manuscrito en la mano izquierda y en la derecha bastón con empuñadura dorada, símbolo de autoridad, cuidando con esmero los detalles del rico traje cortesano a la francesa, casaca y chupa de largos faldones cruzada por banda de seda, calzones hasta la rodilla que se unían a las medias como era habitual en la época, zapatos con hebilla plateada y las condecoraciones, incluida la insignia de la Orden del Toisón de Oro que había recibido a los diez años, concedida por Fernando VI al poco de nacer. Los elementos decorativos están destinados a representar el ambiente palaciego, como la consola rococó con tapa de mármol rosa, en un lienzo de buenas dimensiones. Contaba Don Gabriel unos doce años.
Retrato del Infante Don Gabriel de Borbón (siglo XVIII). Colección de la Real Maestranza de Caballería de Ronda
Poco después hizo una incursión en otra técnica, un trabajo al fresco para el techo de la sacristía de la Santa Capilla del templo del Pilar de Zaragoza, Santiago en Clavijo, además de tres lienzos para el mismo espacio, antes de retornar a su principal fuente de ingresos, la aristocracia de la capital entre la que tenía ganado un prestigio considerable. A lo largo de una década estuvo muy solicitado. Fue profesor de dibujo de Cayetana Silva, y dibujó en varias ocasiones a la futura duquesa de Alba. Entre sus modelos se cuenta el marqués de Perales, mayordomo de Su Majestad, la condesa-duquesa de Benavente, el conde Fernán Nuñez o el conde de Aranda. Controvertido fue el encargo de varios retratos para la duquesa de Arcos, que tuvo reparos en pagarle porque la protagonista no se encontraba parecida a la figura representada en uno de los lienzos. De sus obras destaca el espléndido retrato del ilustrado Tomás de Iriarte realizado en 1785, que se exhibe en el Museo del Prado.
Con la irrupción de la gigantesca figura de Goya comenzó a declinar su producción, aunque llegó a pintar a Manuel Godoy vestido de militar en 1807. Falleció en Madrid cuatro años más tarde, soltero, dejando una considerable fortuna, resultado de su intensa actividad entre la clientela más distinguida y pudiente de su tiempo.
Bibliografía
J. L. Morales y Marín. Pintura en España, 1750- 1808, Madrid, Cátedra, 1994.
Morales y Marín y J. M. Arnáiz, Los pintores de la Ilustración, catálogo de exposición, Madrid, Centro Cultural Conde Duque, 1988.