SALA TAUROMAQUIA
Tauromachy Room
El espacio se ubica en un cuarto de la plaza bajo los tendidos de sombra.
Su recorrido ilustra, de forma didáctica, los orígenes míticos del toreo en la cultura universal, su arraigo en la Península Ibérica y la evolución de la tauromaquia, desde lo popular, a las funciones reales y el toreo caballeresco, hasta convertirse en un espectáculo reglamentado, complementado con testimonios de la importancia de Ronda y sus dinastías de toreros, los Romero y los Ordóñez, en la historia de la fiesta taurina.
La sala muestra óleos de los siglos XVII al XIX, series de grabados como los de Goya, Lake Price y Victor Adam, así como trajes y utillaje popular y tradicional de los festejos taurinos.
La cartelería histórica se complementa con la colección de obras contemporáneas que ilustran el cartel de la corrida Goyesca, firmadas por artistas contemporáneos
GOYESCA
Cayetano Ordóñez, padre del maestro Antonio Ordóñez, anima a celebrar en 1954 el segundo centenario del nacimiento de Pedro Romero, para lo que se organizó una corrida de toros con el exorno, vestimenta y aparato de los tiempos de Goya, contemporáneo de los hermanos Pedro y José Romero, a quienes retrató. El festejo tuvo lugar el 9 de septiembre con un cartel compuesto por Antonio Bienvenida, César Girón y el primer hijo del Niño de la Palma, Cayetano Ordóñez.
Después de un paréntesis de dos años, se celebrarán de nuevo en 1957 y 1958, con Antonio Ordóñez como integrante de la terna. A partir de este momento se convierte en el alma de la corrida goyesca. Como empresario de la Plaza de Toros de Ronda, las transforma en una de las citas anuales más significativas del calendario taurino, verdadero acontecimiento social y cultural.
Desde 1999 un artista recibe el encargo de la Real Maestranza para ilustrar el cartel anunciador de los festejos taurinos de la Feria de Pedro Romero. La colección de obras originales cuenta con autores como Eduardo Arroyo, Félix de Cárdenas, Eduardo Úrculo, Guillermo Pérez Villalta o Miquel Barceló, que se pueden contemplar en la sala de la Tauromaquia.
DINASTIAS
LOS ROMERO
FRANCISCO ROMERO
Inicia la gloriosa dinastía de toreros del siglo XVIII. Nació en Ronda hacia 1700, y se le atribuye la invención de la muleta. La leyenda asegura que su profesión era carpintero de ribera. En su Carta histórica sobre origen y progresos de las fiestas de toros en España, Nicolás Fernández de Moratín relaciona que en el año 1726 «empezó a sobresalir a pie Francisco Romero, el de Ronda, que fue de los primeros que perfeccionaron este arte usando la muletilla, esperando al toro cara a cara y a pie firme, matándolo cuerpo a cuerpo». Añade que el torero «llevaba calzón y coleto de ante, correón ceñido y mangas atacadas de terciopelo negro, para resistir las cornadas».
JUAN ROMERO
Hijo del anterior, alterna en sus comienzos con Joaquín Rodríguez y después con el hijo de éste, el célebre Costillares. Aparece como uno de los primeros en combatir la improvisación de los festejos, organizando su propia cuadrilla y obligando a las empresas a contratarla.
Padre de siete hijos, cuatro de los seis varones serían toreros, Gaspar, Antonio, José y Pedro; la hija, María Isabel, se casaría con otra figura del toreo de la época, el chiclanero José Cándido.
JOSÉ ROMERO
Durante un tiempo rivalizó con su hermano Pedro, y alternaba con sus rivales en el ruedo, sobre todo con Pepe Hillo, diferencias que según las crónicas desaparecieron con el tiempo. José tenía excelentes condiciones: torero sobrio, inteligente, que cumplía con decoro y notable éxito. Murió a los 73 años de edad.
PEDRO ROMERO
Considerado como la figura más representativa de la historia del toreo, nació en Ronda el 19 de noviembre de 1754. Dio sus primeros pasos profesionales junto a su progenitor. En 1771, con diecisiete años, mató en Ronda su primer toro, como segundo espada de su cuadrilla durante la función benéfica que organizaba Francisco Romero. En 1772 debutó en la plaza de Sevilla. En Madrid se presentaría en 1775, en una corrida en la que su padre alternaba con Costillares; en calidad de sobresaliente, sin figurar en los carteles, mató dos toros, que le valieron inmediata atención. El año 1776 fue el de su consagración; estoqueó 285 toros, y ya decían de él en Madrid que no había animal que le presentara dificultades. Al año siguiente comienza su competencia con el sevillano Pepe Hillo, una de las más apasionadas de la historia taurina, por los virulentos enfrentamientos entre los partidarios de ambos.
Se retiró el 20 de octubre de 1799, compartiendo cartel en Madrid con Pepe Hillo y su hermano Antonio Romero. En el espacio de 28 años se enfrentó a 5.600 toros, sin sufrir ni una sola cogida, ni el más leve rasguño, un caso único.
En 1830 se fundó la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, de la que fue nombrado director por mandato directo de la Corona. En su ciudad natal muere el 10 de febrero de 1839. Pedro Romero es el primer matador de toros que consigue respeto social dentro y fuera de los ruedos, y que dignifica la figura del matador de toros en la sociedad española. Francisco de Goya lo inmortalizó en un retrato, como a su hermano José, y en sus grabados de la Tauromaquia.
LOS ORDÓÑEZ
CAYETANO ORDÓÑEZ, NIÑO DE LA PLAMA
El creador de la segunda dinastía torera rondeña nace en esta ciudad en enero de 1904. Sus padres poseían una zapatería llamada La Palma, de la que vendría su sobrenombre. Con diecisiete años se arroja como espontáneo en una novillada en Ceuta, plaza en la que actúa en 1922 con un traje pagado por un espectador. Un año más tarde debuta en Ronda, siendo el primer torero que sale a hombros por la Puerta Principal de la Maestranza, y en 1924 lo hace en Sevilla, saliendo también a hombros. Toma la alternativa en Sevilla, de manos del gran Juan Belmonte. Torea por última vez en 1942, en Aranda de Duero. Fue director de la Escuela Taurina de Lisboa, y muere en Madrid el 30 de octubre de 1961.
ANTONIO ORDÓÑEZ
Nace en Ronda el 16 de febrero de 1932, en la finca El Recreo, propiedad de su padre, y con él comienza la segunda edad de oro del toreo rondeño. Torero de excepcionales cualidades, poderoso, de profundo sabor clásico, durante el tiempo que se mantuvo en activo fue, sin discusión, el mejor.
Despertó la admiración de personalidades como el cineasta Orson Welles y el escritor Ernest Hemingway, que se contaban entre sus amistades. Sus intensos mano a mano con otro gran torero, Luis Miguel Dominguín, narrada por Hemingway en su relato «Verano sangriento», llenarían además las páginas de los periódicos. Con treinta cornadas en su haber, en 1981 tiene que abandonar los ruedos debido a serias lesiones que le impiden torear. Fallece en Sevilla en 1998.
LOS RIVERA
FRANCISCO RIVERA ORDÓÑEZ
Nieto de Antonio Ordóñez, hijo de Franciso Rivera Paquirri, continuador de la dinastía Ordóñez junto a su hermano Cayetano, es el actual empresario de la plaza de toros de Ronda que organiza cada año los festejos taurinos de la Feria de Pedro Romero con la tradicional Corrida Goyesca, novillada y corrida de rejones. Nacido en Madrid en 1974, ostenta la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes por su papel en el ejercicio de la Tauromaquia. Se presentó como novillero en Ronda en 1991 y tomó la alternativa en la plaza de la Maestranza de Sevilla de manos de José Antonio Ruiz Espartaco con Jesulín de Ubrique de testigo en 1995. A lo largo de su extensa carrera, con más de mil corridas, ha triunfado en todas las plazas importantes de España. Se retiró de los ruedos en 2012.
CAYETANO RIVERA ORDÓÑEZ
El segundo de los hijos de Francisco Rivera Paquirri nació en Madrid en 1977. Tardó en dedicarse a la profesión de torero, ya que tomó la alternativa con 29 años en la corrida goyesca de Ronda de 2006 siendo su padrino su hermano mayor, después de una corta y exitosa carrera de novillero. Confirmó la alternativa en Madrid en 2008. Diestro de calidad contrastada, en la actualidad es el último miembro de la dinastía Ordóñez que se mantiene en activo.