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· DE LA REAL MAESTRANZA DE CABALLERÍA DE RONDA ·

Ronda, 27th March 2024 21:29
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Sala de Historia de la Real Maestranza de Caballería de Ronda. Retrato de Alfonso XII. El Pintor Manuel Cabral

Miembro de una conocida saga de pintores sevillanos, Manuel vino al mundo en 1837, cuando su ciudad natal iniciaba un lento despegue tras los desastres y saqueos de la Guerra de la Independencia. Su abuelo Joaquín Cabral Bejarano (1761-1825), de cuya obra no se conoce casi nada, estuvo a lo largo de su vida estrechamente vinculado a la Escuela de Tres Nobles Artes, antecedente de la posterior Escuela de Bellas Artes, como alumno, profesor, secretario y teniente de pintura durante el neoclasicismo que desemboca en el siglo XIX, momento pobre en producción artística en la ciudad, ensombrecido el panorama por la alargada sombra de Murillo; debido a la gran demanda de obras suyas durante el XVIII y principios del XIX la mayoría de los pintores locales se dedicó a versionarlo con pobres resultados.

La Real Maestranza tiene en su colección tres obras de este pintor, uno de los más relevantes intérpretes de la pintura costumbrista española, como un retrato de Alfonso XII que se exhibe en la sala dedicada a la historia de esta corporación.

Miembro de una conocida saga de pintores sevillanos, Manuel vino al mundo en 1837, cuando su ciudad natal iniciaba un lento despegue tras los desastres y saqueos de la Guerra de la Independencia. Su abuelo Joaquín Cabral Bejarano (1761-1825), de cuya obra no se conoce casi nada, estuvo a lo largo de su vida estrechamente vinculado a la Escuela de Tres Nobles Artes, antecedente de la posterior Escuela de Bellas Artes, como alumno, profesor, secretario y teniente de pintura durante el neoclasicismo que desemboca en el siglo XIX, momento pobre en producción artística en la ciudad, ensombrecido el panorama por la alargada sombra de Murillo; debido a la gran demanda de obras suyas durante el XVIII y principios del XIX la mayoría de los pintores locales se dedicó a versionarlo con pobres resultados.

Autorretrato, 1851. Museo del Romanticismo, Madrid.

Su padre, Antonio Cabral Bejarano (1798-1861), inserto ya en el romanticismo, mantuvo los dos apellidos paternos como harían posteriormente sus cuatro hijos. Su figura es relevante en este período, en el que las condiciones del mercado artístico mejoran considerablemente al impulso de una nueva burguesía agrícola que fabrica sus propias señas de identidad. De ideología liberal, contó con el apoyo de la Corona y destacó como retratista. También fue profesor de la Escuela de Bellas Artes, de la que llegó a ser director en 1850, el mismo año en el que ingresa como académico en la de San Fernando de Madrid.

Su hijo Manuel, como sus otros tres hermanos (Francisco, Juan y Rafael) también estuvo vinculado a la Escuela, en la que se podría decir con sus antecedentes familiares que echaron los dientes y la convirtieron en una prolongación de su casa. Su obra lo sitúa entre los más destacados del género costumbrista, tendencia auspiciada por el decidido mecenazgo de los duques de Montpensier y el interés de los viajeros extranjeros que buscaban en España la representación de un tipo genuino, diferente al resto de Europa.

Inició sus estudios en el taller del padre, y después en la Escuela junto a José Domínguez Bécquer, otro patriarca de familia vinculada a la creación artística, padre del poeta Gustavo Adolfo y del pintor Valeriano. A lo largo de su carrera fue un nombre habitual en las convocatorias de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes celebradas en Cádiz, Sevilla y Madrid, que significaron un impulso a la pintura española. Estas exposiciones, en forma de concurso para varias disciplinas artísticas, siendo la de pintura la más importante, fueron inauguradas en 1856 por Real Decreto de Isabel II para paliar la ausencia de autores españoles en las ferias internacionales, siguiendo como modelo el Salón de París. Fue un instrumento del Estado español para la protección y desarrollo del arte patrio, en respuesta a un fenómeno resaltado por un artículo en el periódico parisino La Ilustración, que llevaba por título “¡España ya no existe!”, sobre la falta de representación española en la Exposición Internacional de Bellas Artes de Bruselas de 1851.

Manuel Cabral Bejarano se vio favorecido por esta iniciativa, consiguiendo en varias convocatorias mención honorífica o medalla de honor, la mayor de las distinciones. Se especializó en la representación de escenas cotidianas, basándose en su dominio de un dibujo detallista y con uso de colores vivos, aunque convencionales: procesiones religiosas ciudadanas (como La procesión del Corpus, del Museo del Prado, obra en la que están representados los duques de Montpensier y su primogénita, María Isabel de Orleans, o Procesión del Viernes Santo, en el Alcázar de Sevilla), cuadros en los que sobresale su descripción de gentes y entornos arquitectónicos, así como romerías, escenas en mesones y bodegas, en ferias, plazas y mercados. En el Museo Carmen Thyssen de Málaga se conserva un buen número de figuras de majos, majas, bailaoras y jinetes. Cultivó los retratos, como el de Alfonso XII, fechado en 1875, que se conservan en distintas instituciones (destaca su autorretrato, que se guarda en el Museo del Romanticismo de Madrid). Hizo incursiones en temática histórica y religiosa, motivos menos relevantes en su producción.

Alfonso XII. Manuel Cabral Aguado-Bejarano, 1875. Sala de Historia de la Real Maestranza de Caballería de Ronda.

Contó con la predilección de Isabel II, que lo nombró pintor honorario de Cámara, y como sus familiares fue profesor en la Escuela y miembro honorario de la Academia. Falleció en Sevilla en 1891, en la antesala de las inmediatas vanguardias artísticas de principios del XX que habían prolongado ya los impresionistas, y que apartarían del interés del público el tipo de pintura complaciente que representaba un costumbrismo cada vez más amanerado. Será recientemente cuando sus valores y calidades han sido recuperados como testimonio y representación de un determinado período histórico.

Bibliografía

Valdivieso González, Enrique. Historia de la pintura sevillana, siglos XIII al XX. Ed. Guadalquivir, Sevilla, 1986.

Reina Palazón, Antonio. La pintura costumbrista en Sevilla (1830-1870). Universidad, Sevilla, 1979.

Barón, Javier. El paisaje romántico en España. En: El arte de la era romántica. Fundación Amigos del Museo del Prado, Madrid, 2012.

Díez, J.L (dir.). Pintura del Siglo XIX en el Museo del Prado. Catálogo general. Museo Nacional del Prado, Madrid, 2015.

Un siglo de arte español (1856-1956). Dirección General de Bellas Artes, Madrid, 1955.

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