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Ronda, 28th March 2024 14:54
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Dos actuaciones en la Plaza de Toros de Ronda: piedra y barrera

En el marco del proyecto de Rehabilitación del Conjunto de la Plaza de Toros de Ronda iniciado en 1977 por el estudio de arquitectura de Cristina Borrero y María Caballos se cuentan dos interesantes actuaciones, vinculadas a la recuperación de las señas de identidad de la plaza y construcciones anexas, que merecen destacarse. Una de carácter oculto, por así decirlo, y otra que se destaca a simple vista. Son las referidas a la piedra, el material constructivo protagonista del monumento  y que le confiere su particular personalidad y, por otro lado, a la barrera que circunda el ruedo.

En el marco del Proyecto de Rehabilitación del Conjunto de la Plaza de Toros de Ronda iniciado en 1997 por el estudio de arquitectura de Cristina Borrero y María Caballos se cuentan dos interesantes actuaciones, vinculadas a la recuperación de las señas de identidad de la plaza y construcciones anexas, que merecen destacarse.

Una de carácter oculto, por así decirlo, y otra que se destaca a simple vista. Son las referidas a la piedra, el material constructivo protagonista del monumento y que le confiere su particular personalidad y, por otro lado, a la barrera que circunda el ruedo.

Perspectiva de la Plaza de Toros de Ronda. Archivo-RMR

La piedra

Para la primera de esas intervenciones se realizó un profundo estudio y análisis de la naturaleza de composición del material pétreo y otros materiales de construcción, tanto originarios como de otras intervenciones, que soportan los dos pisos con 136 columnas que forman los 136 arcos rebajados de los que dispone la plaza, así como de los dos anillos que circundan el callejón.

Aspecto primordial de este estudio era conocer la porosidad de la piedra y el tamaño de esos poros, su morfología y grado de conexión entre los mismos, “para valorar la susceptibilidad de la piedra a ser tratada con productos de conservación y la capacidad de la misma para su absorción”, como explicita el informe previo.

Trabajos de restauración de la piedra tras el estudio previo. Archivo-RMR

Para ello se tomaron muestras de distintas naturalezas, en tamaños y estado de conservación, para someterlas a diversas técnicas analíticas (difracción de rayos X, microscopia óptica, saturación al vacío) para el conocimiento veraz de su composición mineralógica-química, y lo mismo se hizo con posibles productos de alteración, como morteros originales y morteros de intervenciones anteriores, siendo el mortero original el más compatible con las características de la piedra.

La conclusión del análisis de la piedra arrojó una composición muy regular y parecida en todas las muestras, calcita (85 por ciento aproximadamente) y cuarzo, lo que la incluye dentro de las carbonatadas o calizas, además de establecer que se trata de una roca de elevada porosidad, fenómeno que se hacía evidente en diversas muestras, “donde la porosidad llega a hacerse canalizada y además muy intercomunicada, por donde el agua puede circular fácilmente”. Dicha porosidad permitió, sin embargo, que pudiera ser tratada con productos consolidantes para su mejor conservación en las zonas que se estimaron oportunas, como así se hizo de manera concienzuda junto a la limpieza de la misma.

Trabajos de restauración de la piedra tras el estudio previo. Archivo-RMR

De esta manera se proporcionó luminosidad a esa piedra arenisca y rosada, extraída de las canteras cercanas a Ronda del Arroyo del Toro por canteros rondeños y de Cabra y picapedreros de Teba en el siglo XVIII.

La barrera

Si la anterior operación es de una secreta complejidad, en la barrera se ha hecho visible la recuperación de la tradición que se extendió en el siglo XIX en las plazas de toros, cuyas barreras y burladeros se decoraban con variados diseños de ornamentación y de carácter taurino con motivos diversos, pintados o en estuco, y que se solían cambiar cada temporada.

Barrera decorada con guirnaldas en la Plaza de Toros de Sevilla. Litografía de William Lake Price (1852). Colección-RMR

Adornos que fueron siendo sustituidos paulatinamente por soluciones monocromáticas, seguramente por razones de comodidad y costes. En las imágenes que acompañan se ofrecen ejemplos de esas decoraciones perdidas y olvidadas en distintas plazas.

Barrera decorada con motivos geométricos. Litografía de Teodoro Aramburu. “Anales del toreo” (Sevilla, 1868). Biblioteca-RMR

También en la Plaza de Toros de Ronda fue así, a juzgar por ciertos detalles. En un fragmento del primer anillo del callejón, sobre el que se colocan las barreras y burladeros de madera de pino, se encontró un revestimiento en la piedra sobre el que se apreciaban rastros de decoración de hojas y una cabeza de bucráneo, muy parecido al que se puede observar sobre la puerta de picadores.

Reconstrucción de la posible decoración de la barrera en base a los fragmentos existentes. Informe de estudio de materiales pétreos. Archivo-RMR

Este hallazgo animó a recrear y versionar sobre la madera esa característica formal y original de la plaza, con elementos como bucráneos, escarapelas y guirnaldas neoclásicas de hojas sobre un fondo verde piedra, que es como luce en la actualidad.

Barrera, columnas y arcos. Foto José Morón. Archivo-RMR.

Documentación

  • Proyecto de Recuperación e Intervención en la Plaza de Toros de Ronda. Cristina Borrero y María Caballos. Archivo de la Real Maestranza de Caballería de Ronda.
  • Caracterización del material pétreo y otros materiales de la Plaza de Toros de Ronda. Jesús Espinosa (geólogo) y Rosario Villegas (ingeniero químico). Archivo de la Real Maestranza de Caballería de Ronda.

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