El jueves 22 de enero, a las 19:00 horas, en el Salón de Grados de la Real Maestranza de Caballería de Ronda (c/ Virgen de la Paz 15), la Biblioteca organiza una charla-coloquio en torno al libro “Relatos con Vinos de Ronda. Historias, quizás ciertas, de las Bodegas de Ronda”, publicado por Ediciones del Genal. El autor, Andrés Rodríguez González, estará acompañado por José Manuel Dorado, Rafael Flores, Agustín Rubira, Manuel Casillas y Francisco Retamero. Entrada libre hasta completar aforo.
El juego literario que Andrés nos propone en este opúsculo de reciente elaboración, no es otro que el de la recreación de espacios y personajes en torno al mundo vitivinícola y sus entresijos.
Ya con anterioridad, y como complemento a dicha obra, apareció un libro suyo dedicado a describir las rutas conducentes a las bodegas y emporios vinateros más señeros de la capital de la Serranía. “Rutas por las Bodegas de Ronda”, se titula.
Este nuevo hijo de su imaginación, que ahora presentamos, ejemplariza su empeño por convertir en lúdico y entretenido lo que su inercia vital le sugiere, y que no es otra cosa que su propia vocación pedagógica. Este trabajo, decimos, tiene como objetivo específico y primordial difundir y entusiasmar a los que aún no lo estamos, en todo lo que conlleva ese producto didáctico, trasversal y globalizado, que se ha dado en llamar: la cultura del vino.
Y lo hace de la mano de personajes singulares, reconstruyendo escenarios donde tienen lugar acontecimientos señalados de nuestro devenir histórico. Y siempre, en torno a una botella de buen líquido…, y siempre jugando a la vez con tonos sensoriales y emotivos.
¡Qué sugerente el diálogo que mantienen el médico Amat y el cura Jeremías! Una conversación rayana siempre en la discusión y el desencuentro. Una conversación en la que uno quisiera intervenir y poner paz entre las partes.
También te gustaría meter baza, a la luz de lo que sabemos hoy día, en las explicaciones que el botánico Boissier ofrece al marqués de La Cimada acerca de la plaga de la filoxera. Pero tampoco es posible porque acabaríamos hablando solos.
Nos queda, eso sí, mientras leemos, la posibilidad de saborear uno cualquiera de los vinos que propone, al tiempo que escuchamos con los ojos semicerrados un concierto de arpa con Julia como instrumentista y Acinipo como teatro. O intuir los movimientos cautelosos del bandido Pasos Largos, oculto tras los viñedos…
Y es que, el realismo de las escenas que describe, la profusión de detalles, la sencillez de las descripciones que el autor ofrece, nos hace imbuirnos en ambientes, aromas y sabores de lo más provocador y sugerente.
Quiero rematar este breve prefacio con aquellas palabras que dejara escritas mi paisano y vecino Gonzalo de Berceo. Y lo hago porque, salvando las distancias e imitando su elemental rima, también Andrés tiene algo de monacal y benedictino; o cuando menos, de fantástico maestro y fenomenal amigo.
«Qiero fer una prosa en romanz paladino,
en qal suele el pueblo fablar con so vezino,
ca no so tan letrado por fer otro latino:
bien valdra, commo creo, un vaso de bon vino»
Isidro García Cigüenza
(del prólogo del libro)